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11 conductas tóxicas que alejan a la gente de ti.
Durante años de dar consulta, cuando uno de los principales motivos de asistir a ella es que la gente se siente sola, he observado que en…
Durante años de dar consulta, cuando uno de los principales motivos de asistir a ella es que la gente se siente sola, he observado que en muchos casos esa soledad es bien merecida. La toxicidad es la capacidad de cualquier sustancia química de producir efectos perjudiciales sobre un ser vivo al entrar en contacto con él. Cualquier sustancia química puede ser tóxica si se administra en la dosis suficiente para ello. Pues bien, existen varios comportamientos que la gente tiene y, lógicamente no se da cuenta, que intoxican a la gente de su alrededor y ésta huye de ellos como de la peste. Ellos hacen bien… porque se sienten mal, perjudicados cerca de alguien tóxico. Hoy sentí el impulso de informar cuáles son varias de las conductas tóxicas que he observado y vivido por la sencilla razón de que muchas veces el paciente no se da cuenta de que está perjudicando a la gente y de esa manera alejándola de sí. Precisamente esa es la gran ventaja de asistir a consulta, descubrir con asombro que muy posiblemente algo estamos haciendo mal y que la razón reside en cada uno de nosotros para explicarnos el porqué muchas veces alejamos a la gente de nuestras vidas:
Celos, envidia. Nadie soporta durante mucho tiempo a una persona en extremo celosa. Los celos, en una medida muy elemental y baja, podrían ser “buenos” como manifestación del interés que se tiene en la otra persona, pero llegar a límites de preguntar constantemente con quién estás, a dónde saliste, investigar y hurgar en las pertenencias del otro, checar horas de salida y de llegada, por citar algunos ejemplos, eso en poco tiempo es insoportable. El celoso sufre, y el celado más. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Tomarse todo muy personal. Las “ideas de referencia” son cuando alguien siempre siente que están hablando de él o ella. La persona actúa siempre como víctima. Empieza el: “¿Por qué dices eso?, ¿Qué me quieres decir?, ¿Acaso tú crees que tú no te equivocas?, claro, mejor dímelo directo y en mi cara…”. A alguien así, simplemente se le rechaza. El ego de esa persona es tan grande que hasta las ofensas y lo que pudiera parecérseles, las quiere todas para sí mismo. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Acumular y hablar insistentemente del dolor de una pérdida. Todos hemos vivido pérdidas, nos han roto el corazón y hemos perdido pertenencias, nos han robado. Pero de ahí a hacer de eso una historia melodramática automáticamente rebobinable para volverse a contar una y otra vez en cuanto se termina de hacerlo, es otra historia. Los buenos amigos asisten de inmediato a escuchar al afligido, o afligida. Pero luego de escuchar lo mismo una y otra vez, hasta los “amigos” prefieren ya no contestar la llamada ni la invitación a salir, porque ya saben el melodrama que les espera. Sé que si hay algo desafiante en la vida es aprender a soltar, a dejar ir (por eso está próxima la publicación de mi más reciente libro “¿Mío? El mito de la posesión”), por eso es importante ir a consulta para recibir ayuda cuando la historia de dolor y pérdida ya se ha convertido en obsesión. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Obsesivos pensamientos negativos. Tener pensamientos pesimistas en forma muy ocasional siento que es relativamente natural, pero de ahí a tener el 90 % de tu conversación enfocada en el miedo, temor, asaltos, robos, hurtos, infidelidades, abusos, enfermedad, daño por comer ciertos alimentos, quejas, etc., de verdad que es rápidamente insoportable. De verdad que se trata de una enfermedad emocional el obsesionarse con ser el foco de atención por comunicar una tragedia, hasta alzando el volumen de la voz. Parece que esas personas gozan sufriendo. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Falta de auto-control emocional. La gente huye asombrada de lo que una persona puede atreverse a hacer ante la incapacidad de controlar sus emociones. Gritos, golpes, exacerbaciones, son imposibles de soportar por mucho tiempo. Todos conocemos a personas así, que ante el más mínimo estímulo que creen injusto o de aparente maltrato, reaccionan violentamente. Esa gente necesita ayuda de un profesional de la salud mental. Es una pena que precisamente esa gente no lo sepa o no lo crea. Tarde o temprano, y más temprano que tarde, la gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Hacer rápidamente juicios superficiales acerca de otros. Al diagnosticar inmediatamente con hilaridad acerca del comportamiento de otro, al “chismear” intuyendo velozmente de lo que podría estar sucediendo por lo que hace o dejó de hacer otra persona, comunicas no sólo ese diagnóstico o chisme, sino algo mucho más delicado, comunicas que eres una persona poco confiable porque pronto hablarás también de la persona a quien le estás contando tus prejuicios. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Crueldad. La falta de empatía o compasión es deleznable. Cuando alguien toma las características físicas de alguien o su tipo de vida como motivo de escarnio, se convierte en alguien prontamente aborrecible. Los chistes o las bromas que alardean las carencias de otro, el desdén de los comentarios hirientes queriéndose hacer el gracioso en sociedad alejan a la gente del que busca ser atractivo así. Sólo algún amigo o amiga similar permanecerá con alguien así, pero incluso no por mucho tiempo, hasta ellos se quedan solos para luego temerse el uno al otro por lo mismo. Se huye de este tipo de personas como de la peste. La gente termina prefiriendo dejar a una persona así.
Infidelidad. Engañar a alguien es motivo suficiente para que ese alguien, si te descubre, desee alejarse, cuando hay salud mental en ese alguien. Engañar a otro, se infiel, es una opción, no un error. Con el paso del tiempo, sino se te descubre, no se trata de haber tenido éxito al engañar. ¡Por Dios! Se trata de que eres infiel. Eres. Eres. El otro o la otra podrá no descubrirte nunca, pero lo eres. El problema no se trata de que se te descubra la infidelidad o no. El grave problema es la clase de persona que eres por la opción que elegiste. Si te detienes a pensar, llegará el momento donde hasta tú desearás dejarte y huir de ti, es cuando corres a decir la verdad y pedir perdón. La infidelidad corroe con los años, se te descubra o no. Ser infiel no es cuestión de oportunidad oculta. No puede ser oculta si tú la estas viendo ya. No engañes. Sé honesto. Haz lo correcto. La integridad es esencia del bien y siempre la tienes como opción. De lo contrario, cuando eliges engañar, la gente termina prefiriendo alejarse de una persona así.
Ocultar tu verdad. Poco se puede construir y nada lejos se puede llegar con un embustero. Todos, en algún momento primitivo de nuestras vidas, en en ciertos aspectos de ella, sentimos la necesidad de mentir, de ocultar. Parecen muy humanas esas “mentiras piadosas”. Pero conforme avanzas en tu estado de conciencia, cada vez las soportas menos. No mostrar tu verdad, te aleja de lo que realmente deseas. Es una irónica frustración autosustentable. Sin embargo, es ancestralmente sabido que tarde o temprano toda verdad se sabe. Ahí la gente te reconoce como alguien no auténtico. Es muy difícil conectar con alguien que esconde su verdad, así como fácil, agradable y rápido es conectar con alguien auténtico. Recuerda: no importa tu edad, sexo, religión, creencias o costumbres, eres una persona valiosa así como eres. Solo hasta que lo descubras, quitándote todo maquillaje con el que deseas darte a conocer, la gente apreciará tu real belleza. Cuando ocultas tu verdad y lo haces como una regular forma de ser, la gente termina prefiriendo alejarse de una persona así.
Necesitar aprobación contantemente. El desmedido ego de alguien necesita ser reconocido insistentemente, algo desgastante para cualquiera que esté cerca y se le exija hacerlo. “¿Me quieres? ¿Me veo bonita? ¿Me queda bien esta ropa? ¿Verdad que lo hice bien? ¿A poco no son lo mejor que te ha pasado en la vida? ¿Por qué no me dices nada? ¿Qué no lo notas?”, y un sinfín de ejemplos del tipo, alejan a cualquiera de alguien así porque se sienten intoxicados y drenados en su energía. Sabe esto: desear reconocimiento constantemente es una fuente autogenerada de tremenda frustración y decepción para ti, así como desgaste e intoxicación para cualquier otro que te tenga cerca. ArizaTip: Cuando tengas un éxito, se trata de tu logro por estar creando una mejor versión de ti, no se trata de lo que logras hacer ver a los demás acerca de ti. Necesitar aprobación constante te hace exigir a otro lo que no puede, no quiere o no será auténtico. Tú te engañas y al otro lo intoxicas. La gente termina prefiriendo alejarse de una persona así.
Ser un perfeccionista testarudo. Todos queremos hacer las cosas lo mejor posible, pero ser un perfeccionista testarudo es un trastorno obsesivo compulsivo que amedrenta y aleja a la gente de ti. Nunca nada te satisfará de lo que haga otro, por más bien que lo haga, ahí un perfeccionista testarudo corregirá al otro que dio lo mejor de sí y eso aleja a cualquiera. Un perfeccionista se obsesiona con que algo esté perfectamente terminado. El problema no es lo perfecto, es problema es que en la vida nada está terminado, todo está siendo motivo de cambio, transformación, mejora. El perfeccionista sufre y el que esté cerca de él también porque nunca le verá felizmente satisfecho, ni con su compañía. La gente termina prefiriendo alejarse de una persona así.
Sirvan estas observaciones de un terapeuta, autor, escritor, conferenciante inspiracional y empresario, pero sobre todo un humano que ha vivido en carne propia varias de estas características en su pasado convirtiéndose en alguien que sabe de lo que habla, como ayuda para descubrir una opción de mejora y motivación para abrir la puerta a un cambio con mayor calidad de vida, tanto para ti como para quienes tengas cerca. ¡Se puede cambiar! Sólo se requiere descubrir que se necesita un cambio y quien te ayude a lograrlo. Lo segundo es imposible sin lo primero. Sirva esta nota para lo primero, y con suerte para lo segundo también. Yo he logrado cambiar, he ayudado a miles a lo mismo, por eso fundé “Nueva Conciencia” que tanto honor le hace a su nombre, constantemente. Entonces, evidencias de mejorar la calidad de vida existen. Se puede vivir mejor, se puede convivir mejor. Envía esta columna a “quien tú ya sabes” que tanto le ayudará a descubrir el porqué se siente tan sola o tan solo. Quizá juntos invitemos a mejorar la vida de alguien más.
¡Emoción por Existir!