Ayer, en consulta, un paciente alcoholizado, me dijo:
–…por eso el dicho de “Voy a tomar para ahogar mis penas”.
Y le respondí:
–El problema es que las penas saben nadar. No las vas a ahogar como para matarlas y que desaparezcan. Nadan y llegan a la superficie con más fuerza. Además, mientras tanto, el que se está ahogando eres tú.
Las penas, esas que todos tenemos en algún rubro de nuestra vida, no están ahí para ahogarlas en alcohol. Y, de hecho, si eso funcionara, las que deberían tomar alcohol son ellas, no el usuario. El que se ahoga es el usuario y ese sí puede llegar a desaparecer, muriendo en un accidente o en algún pleito como consecuencia. Claro, se llevaría entre las patas a sus penas y desaparecerían también, pero qué sentido tendría si el usuario ya no pudiera disfrutar de una vida sin ellas, que en esencia es lo que realmente quería.
Las penas están ahí para, mediante confrontarnos con ellas, enseñarnos algo, y resolver el dolor, diluyéndolo hasta quizá desaparecerlo, mediante el entendimiento del proceso.
Cuando se sufre alguna pena o decepción (o para decir verdad, no te gusta tu vida y lo que has decidido para llegar a vivir así como vives), no tomes alcohol. Toma terapia.
Para mejorar no necesitas alcohol o alguna otra droga. Necesitas nuevo conocimiento y agallas para tomar nuevas decisiones. Eso se logra en terapia.
–Alejandro Ariza Z.
Me encantó esta publicación. Gracias por compartir Dr. Ariza
Siempre he pensado…qué difícil debe ser para ellos 🙏🏻🥺