Cómo descansar realmente.

¿Te cuesta trabajo conciliar el sueño o que sea reparador para levantarte lleno de energía y con ganas de vivir? Descubre una sorprendente y reveladora causa que no te permite descansar.

Estimad@ lectora, lector:

¡Hola!

¡Ya se fue la tercera parte de noviembre! Y tenemos la bendición de seguir aquí. Me alegro de esta oportunidad que tenemos. Mi columna de esta ocasión es especial. Noto que salió un poco extensa, pero no podía parar de escribir por la emoción que sentía de darte esta información y de esta manera. Espero la disfrutes.

En esta publicación, te comparto:

• 💡 Noticias.

• ✍🏻 Columna: “Cómo descansar realmente”.

• 📕 La recomendación del libro de la semana

• 📸 La imagen de la semana

• 📝 La frase de la semana

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💡 Noticias:

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✍🏻 Columna: “Cómo descansar realmente”.

Hoy por la mañana, muy temprano, estaba tan a gusto sentado en mi cocina, rodeado de un absoluto silencio que tango gozo, disfrutando tan intensamente de mi exquisito café, siendo muy, muy consciente del nivel de comodidad de la posición que tenía en mi silla, una comodidad "perfecta", ya sabes, por lo menos en ese momento, uno que no quieres que se acabe –ya ves que luego de un rato el cuerpo se cansa de lo mismo y quiere moverse–, cuando de repente, para hacer la experiencia más maravillosa aun, se me antojó leer la Biblia en la comodidad de mi celular y cuando lo busco, ¡estaba a más de un metro y medio de distancia de mí! ¡Nooo! Si lo quería, tenía que moverme. Si quería mi celular, pagaría el precio de desaparecer un momento de comodidad perfecta. Y pensé: "Mejor me espero a que llegue alguien y le pido de favor que me lo pase. No tengo tantísima prisa por leer". Ahí, de repente, sentí el rayo fulgurante de un "Satori"

Precisamente hoy por la mañana estaba muy admirado de que la noche de anoche es la primera, quizá en los últimos seis meses, que duermo maravillosamente bien y siete horas de corrido. Nada interrumpió mi sueño, ni la fisiología de mi poco más que quincuagenaria próstata me obligó a levantarme a eliminar líquidos filtrados. De verdad, estaba admirado. Nunca había descansado por la noche tan bien desde hacía mucho tiempo. Y fue precisamente ahí que me llegó el "Satori" al analizar qué había hecho diferente para poder descansar así de bien. En mi mente se apareció la respuesta hasta como con trompetas triunfales de fondo:

"Ayer te moviste "naturalmente" todo el día, como nunca en los meses pasados. Ayer sí te cansaste, física y emocionalmente. Tu descanso, así, fue natural, meritorio".

Nacimos para movernos, y para movernos casi todo el tiempo. Y esta gran verdad cuesta trabajo comprenderla hoy en día, donde mucho podemos lograr sin necesidad de movernos en absoluto. Hoy en día:

• Sin moverte, puedes apagar tu televisor

• Sin moverte, puedes apagar las luces de tu cuarto

• Sin moverte, puedes poner música y quitarla

• Sin moverte, puedes cerrar o abrir las cortinas de tu habitación

• Sin moverte, puedes hacer el súper y recibirlo en la puerta de tu casa

• Sin moverte, puedes pedir comida ya hecha, perfectamente terminada y lista para comerse, haciendo clic en un botón (que ni es botón para que no tengas que presionar), en tu celular

• Sin moverte, puedes tener tu automóvil limpio, lavado, tan solo pagando porque alguien lo haga por ti

• Sin moverte, puedes platicar con alguien que esté en otro lado del mundo, o en la habitación de al lado, con una videollamada en tu celular

• Sin moverte, puedes saber la hora, basta con que lo pidas con tu voz a Siri o Alexa y te lo dirá, sin que tengas alzar tu brazo para ver tu reloj

Bueno, y si tienes servidumbre, además de un asistente personal y empleados, no necesitas moverte en absoluto, casi para nada. Solo tienes que parecer muy cansado para justificar que te ayuden, para pronto descubrir que no parece, lo estás, precisamente por no descansar, por no cansarte. ¡Qué cosa! ¿No crees?

Luego de todo ello, no te extrañes que hasta pereza te dé bañarte, porque ahí todavía tienes que moverte. Todavía no se inventa el sistema que te bañe sin que tú tengas que moverte. En meses pasados estaba estudiando como reyes, tipo Enrique VIII de Inglaterra, llegaba a tener gente que lo bañaba, y cuando alguna mujer no estaba a la mano y deseaba masturbarse, tenía un súbdito que le ayudaba para que él no tuviera que usar su mano y mover su brazo. Enrique VIII enfermó frecuentemente, tuvo terribles cambios de humor y murió joven, tenía 55 años. Si analizas lo que vengo revelándote hoy, te hará sentido un carácter así y una muerte tan temprana.

¡Vida es movimiento! ¡Lo he explicado tanto en mis conferencias! Y, a veces, al mejor cazador se la va la liebre.

Hoy que analizaba profundamente mi comportamiento, la única diferencia que noté en mi vida de ayer como muy posible causa que me llevara a dormir tan maravillosamente bien, como nunca en muchos, muchos meses antes, fue que ayer hice demasiadas actividades, físicas y emocionales, y me cansé mucho. Empecé desde muy temprano y acabé muy tarde. Sin más, te expondré el origen de un daño que nos hacemos y sus consecuencias, así como la solución con una poderosa estrategia para aplicarla desde ya. Aquí va la esencia de la revelación: