Cómo vivir más tranquilo y contento
¿En qué enfocas tu atención? Hacia allá te dirigirás, quieras o no.
Estimad@ lectora, lector:
¡Hola!
Llegamos a otro noviembre juntos. Me alegro de esta oportunidad de seguir vivos. Mi columna de esta ocasión es totalmente gratis para todos mis suscriptores al ser la primera del mes. Espero la disfrutes con el tema que, precisamente así, he obedecido escribirte para favorecer tu tranquilidad y tu alegría.
En esta publicación, te comparto:
💡 Noticias.
✍🏻 Columna: “Cómo vivir más tranquilo y contento”.
📕 La recomendación del libro de la semana
📸 La imagen de la semana
📝 La frase de la semana
💡 Noticias:
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✍🏻 Columna: “Cómo vivir más tranquilo y contento”.
Desde hace muchos años, he explicado que aquello en donde enfoques tu atención, tiende a expandirse y tú tiendes hacia ello. Mediante tu atención, primero expandes aquello en donde te enfocaste en tu pensamiento, luego te acercas a esa realidad, tiendes hacia ello y así, lo expandes a tu experiencia de vida. ¡Es tremendo el poder de nuestra atención! Imagina que tú estás hecho de metal y que aquello en donde enfoques tu atención lo conviertes en un imán.
Pues bien, pasan los años y compruebo una y otra vez que Dios es "LA FUENTE" de toda paz, seguridad y contentamiento. Y el poder que nos otorgó es uno enorme: El poder de elegir dónde depositar nuestra atención, la tremenda combinación del poder de la elección y el poder de la atención. En esencia, y para que todo lo tengas en el primer párrafo de la entrega gratuita de este mes, te diré: No puedes pensar en dos cosas al mismo tiempo, y menos si son opuestas. Basado en esa verdad, para que podamos vivir con un verdadero contentamiento, nuestra vida debe estar enfocada por completo en el Señor Jesucristo.
Si el planteamiento anterior lo percibes "muy religioso", es enteramente debido a tu poder para elegir esa percepción. Te confesaré que yo así lo percibía hace muchos años. Hoy ya no, para nada en absoluto. De hecho, hoy lo percibo, gracias a Dios, como algo enteramente distante de cualquier religión. El tema central es la fuerza de nuestro pensamiento en su poder para enfocar la atención. Eso es todo. Por eso, explicado así, te lo repito: para que podamos vivir con un verdadero contentamiento, nuestra vida debe estar enfocada por completo en el Señor Jesucristo (o si te sigue dando un calambre, puedes leer: nuestra vida debe estar enfocada por completo en el bien, la verdad, la belleza y la unidad –la tríada axiológica de Platón más el valor de "la unidad" que agregó Santo Tomás de Aquino–).
Ahora bien, ¿qué entiendo yo por tener nuestra vida enfocada por completo en el Señor Jesucristo? Pues lo mismo que cuando uno anda enamorado. ¿Recuerdas qué tan frecuentemente pensabas en esa persona cuando estuviste alguna vez enamorado? Esa es la mejor explicación que te puedo dar para ser breve, conciso y contundente. Es decir, piensas con gran frecuencia en:
Su imagen
Su mirada
Sus palabras
Sus cartas (las guardas, las atesoras, las lees y las relees)
Lo que te gustaría decirle
Su historia, sus anécdotas
Los momentos en que estuvieron juntos disfrutando
¿También recuerdas cómo, cuando estabas enamorado, a todo mundo le hablas de tu pareja y siempre la sacabas al tema y la presumías? Pues así, igual. Y para esto, no necesitas ninguna religión, necesitas amar, necesitas desear conocer a nuestro Señor Jesucristo. Ahora bien, ¿te sirve la religión a ti para todo lo anterior? ¡Adelante! Es "una manera" que les funciona a muchas personas. Pero te afirmo, no es la única manera. Perdón que se oiga medio sacrílego, pero hoy hasta viendo "YouTube" o "Instagram" puedes saber de Jesucristo. Solo por nombrar unos ejemplos actuales.
A estas alturas de mi vida, ya he enfrentado períodos en los que cierto problema o dificultad ha traído noches de desvelos, hora tras hora sin poder dormir, angustia y ansiedad. Por ser quien soy, he podido aplicar mucho de mi conocimiento en mí mismo y me he ayudado, sin duda, pero de todas "las técnicas" del mundo de la superación personal y autoayuda que conozco, nada me ha transformado tanto como cuando descubrí que lo mejor que puedo hacer en esos momentos en los que continúo pensando en algún problema, conversación o crítica en particular, es levantarme de donde esté, arrodillarme y clamar a Dios haciendo una oración más o menos así:
“Señor, por favor, ayúdame en esta situación. Dame tu paz, esa que necesito tanto, esa que rebasa todo entendimiento. Guíame, dime qué hacer, para que mi enfoque esté solo en ti y en tu solución. Yo solo ya no puedo más. Pero sé que Tú lo puedes todo porque todo lo tienes bajo control. ¡Ya me lo has demostrado anteriormente! Ayúdame otra vez, por favor, te lo pido en el nombre de tu hijo Jesucristo. Amén”.
¡No te imaginas con cuánta fuerza he llegado a implorar de rodillas algo así! Y no te imaginas la respuesta casi inmediata que he recibido. De hecho, mientras clamo, en ese instante, prácticamente no puedo pensar en mi problema, es decir, momentos donde todo mi ser está enfocado en Jesucristo.
Ahora bien, ¿todo el tiempo hay que hacer eso? No, en mi caso, no ha sido así necesariamente. A ese nivel de intensidad, ¡ha bastado solo una vez! Luego, todo el tiempo ando pensando en Él, tanto recordando ese momento de clamor como también, y fundamentalmente, la lista de un enamorado que te escribí arriba.
Cierta paz, esa que rebasa todo entendimiento, la capacidad para conciliar el sueño, llega cuando mi enfoque está en el Señor, y en la manera en la que quiere que reaccione ante esa situación en particular. En cambio, me entra (o dejo entrar) angustia o ansiedad o depresión y pierdo el sueño cuando permito que mis pensamientos se desvíen exclusivamente hacia el problema, hacia lo que otros han dicho, hacia lo que quizás suceda, o hacia el grado de dificultad del desafío que tengo por delante. Cuando entiendes la fuerza del pensamiento en su poder para poner atención, la elección es bastante sencilla: Podemos escoger pensar acerca del Señor, de su abundante provisión, protección y amor, o elegir pensar en las personas y situaciones que intentan robar nuestras provisiones, destruir nuestra vida o descargar su odio hacia nosotros. Recuerdo como si fuera ayer esta nota que publiqué aquí en mi Substack un 10 de septiembre, la única nota de cientos y cientos que escribí todo en mayúsculas.
Y no, ¡todo esto no se trata de un pensamiento evasivo e irresponsable maquillado de amor a Dios! Por si ya lo andabas pensando. Se trata de permitir que Dios te ayude y te quite tanta presión para que empieces a aclarar tu mente y a afinar tu oído, para que escuches lo que te irá diciendo que debes hacer. O sea, sí, ¡tendrás que hacer, se requerirá de tu acción, de tus cambios!, pero mira nada más Quién te va dirigiendo. Otra vez, igual que cuando anda uno enamorado (pero en aquellas etapas del amor, amor del bueno), donde uno hace, pero pensando en cómo alegrar a la pareja. Aquí me ha funcionado igual. Quiero obedecer a Dios, quiero darle gusto, y una poderosa estrategia, la aprendí de Pablo cuando Filipenses 4:8:
“En cuanto a lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo que merece alabanza, en esto piensen.”
¡Ve nada más la recomendación de dónde depositar nuestra atención! En todo lo verdadero, en todo lo justo, en todo lo puro, en todo lo que es de buen nombre, en virtud, en lo que merezca alabanza, o sea, pensar en el Señor. Y pensar en nuestro Señor trae paz al corazón. Pensar en cualquier otro asunto casi siempre viene a ser un atajo hacia la ansiedad, el temor y la preocupación.
De paso, a estas alturas de mi columna, sé que para un lego en estos temas puede confundirle que uso indiscriminadamente los términos de "Dios", "Nuestro Señor", "Jesucristo" y "Espíritu Santo" porque para mí, son lo mismo. Los uso como más me convenga entender un contexto determinado. He llegado a comprender que Dios también nos dio ese poder de elegir, verlo como mejor nos sintamos para comunicarnos con Él.
Jesús le contestó: —Felipe, ya hace mucho tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, también ha visto al Padre. ¿Por qué me dices “Déjanos ver al Padre”? –Juan 14:9
Cuando pongas tu atención en Jesucristo, es importante que te des cuenta de que Él está ahí a tu lado en medio de la dificultad que enfrentas. No necesariamente desaparecerá la dificultad en el acto, pero ¡qué diferente se siente atravesarla con Él en ves de solo!
Conversando con algunas personas, me he dado cuenta de que varias piensan en Dios como un ser distante. No creen que esté accesible o disponible en la inmediatez de sus vidas. La verdad es que el Señor está presente cada día de nuestra vida, en cualquier dificultad que enfrentemos, de hecho, en cualquier momento, en todo momento.
Un lugar pacífico... si lo piensas, más que un lugar, es cómo se siente paz al estar en determinado lugar. Pero si profundizamos en este fenómeno, la fuente de paz es pensar-sentir paz, más que en el lugar en sí. Claro, ciertos lugares ayudan a pensar-sentir paz, pero no es garantía el lugar, sino nuestro pensamiento. Hay gente que quiere viajar a un lugar para sentir paz, eligiendo un clásico lugar famoso por su tranquilidad, silencio y hermosura, pero se les olvida que viajan con ellos sus pensamientos. Llegan y no sienten la paz que buscaban, y ahora más molestos por el gasto que implicó y no experimentar lo que buscaban al viajar allá. Y lo contrario es valedero, personas que sin viajar a ningún lado, cerrando sus ojos, enfocan su pensar y su sentir en Jesucristo y, donde estén, experimentan paz. Yo he sentido mucha paz así. ¿Por qué? Porque sentí al Señor. Pude sentir su presencia. Te repito, no son determinados ambientes los que producen paz. Es sentir en mi corazón la presencia de Dios lo que me hace sentir en paz en esos lugares. Es esa sensación de que el “Señor está conmigo” lo que me interesa recordar, visualizar y ver con mis ojos espirituales cuando las dificultades llegan a mi vida.
No me cuesta trabajo alguno, cerrar mis ojos e imaginarme al Señor caminando a mi lado o parado atrás de mí mientras escribo (me lo imagino dictándome y leyéndome), o acompañándome en el auto o sentado junto a mí cuando entro a la sala de mi habitación. También encuentro fácil y muy beneficioso visualizar al Señor junto a mí en los demás lugares hermosos que he visitado.
Querida lectora, querido lector, sin importar el lugar donde te encuentre hoy, Jesucristo es la fuente de tu tranquilidad y contentamiento. Sugiero que aceptes que el Señor camina a tu lado en paz. Vive percatado de su presencia. Reconoce su maravilloso poder y autoridad sobre tu vida. Si entablas una relación personal con Cristo por medio de la fe y decides vivir convencido de la seguridad de su presencia y provisión, te prometo que disfrutarás de una paz verdadera.
Espero que la sincronía de la vida (otra manera de decir "los planes de Dios"), haya hecho que este mensaje llegara a tu vida cuando más lo necesitabas. Yo hoy obedecí en escribirte esto cuando, originalmente, iba a escribirte de otro tema. Pero para ello, hay más tiempo que vida.
¡Emoción por existir!
P.D.: ¿A veces puedes llegar a sentirte agotado de esperar no resolver algún problema que tengas? Eso existe, naturalmente. Te puede ayudar escuchar mi conferencia: “Cura el agotamiento”, haciendo clic aquí.
📕 La recomendación de un libro
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📸 La imagen de la semana
Hoy en día, hasta la IA te puede ayudar a pensar en Él. Disfruta esta imagen que tanto me gusta, por eso te la comparto.
📝 La frase de la semana
“…¡No dejen de confiar en el Señor Jesús!”.
–Filipenses 4:1.
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Alejandro Ariza Z. | Publicaciones son sostenidas por sus lectores. Si deseas leer completamente mis publicaciones, considera suscribirte, valorando mi trabajo, invirtiendo en ti:
Wooow !!! 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻 que gran mensaje dr! Muchas gracias. Al leerlo me entró una paz que necesita, logré conéctame y recordar que Dios siempre está a mi lado! Gracias
Qué gran columna. Gracias
Justo ayer le decía a mi hijo que le “picharía” una sesión contigo. Porque ha trabajado mucho en tantos aspectos, que bien le haría pensar en su espiritualidad y atenderla. Te puedes llenar de actividades y retos, pero nada colma el ser como lo hace tener esa relación profunda con tu alma, ese pedacito que Dios ha dejado en nosotros.
Así que pronto te contactará Rodrigo. Sé que será algo muy bueno para él.