Desde que publiqué mi libro, Señales de destino, dije:
«Si es fácil y fluye, es por ahí. Si no, no».
De esa manera no me debería extrañar lo que sentí ayer por la noche.
Esperaba que se cumpliera una «promesa» y no sucedió. De inmediato detecté a mi ego reclamando en mi interior y empezó a hervir dentro de mí el deseo de reclamar su cumplimiento. Pero, afortunadamente, me contuve. Y lo logré, precisamente, al recordar ese principio que rige mi filosofía de vida y que desde hace años publiqué en mi libro. De verdad, es un arte con su heroico sentimiento al final, desear reclamar y terminar sin hacerlo. Nada. Nada y en paz.
Pero luego sucedió algo que me sorprendió más.
También anoche, estaba buscando dónde pubicar mejor mis notas (brevísimas publicaciones, tipo el «ArizaTip» de hoy) para que más gente pueda beneficiarse de leerlas. Sí, ya creo que tengo un TOC con este tema. En fin, estaba buscando. Y al entrar a mi abandonado Tumblr (abandonado por mis lectores, porque de verdad parece que nadie termina enamorándose de tan noble plataforma), me encontré con esto que me parece haber publicado a finales del 2020:
Nada más qué decir.
Me calmé.
Es Dios protegiéndome.
Interesante,Dios envía señales.
Las señales de Dios pueden ser devastadoras, ya que por las buenas no entendemos. Es como si Él se encargará de todo y te digiera: no te quiero ver ahí, que más pruebas quieres?
Queda retomar nuevos proyectos, objetivos y sueños.
Que bendición! 😍