La dictadura perfecta
Hace un par de días fui a ver esta película y parafraseando la opinión de un amigo, creo que ya es cuestión de cinismo. Que un tema tan…
Hace un par de días fui a ver esta película y parafraseando la opinión de un amigo, creo que ya es cuestión de cinismo. Que un tema tan sabido, pero tan delicado, los medios de comunicación lo hayan permitido donde se alaba la “no censura”, en este caso lleva implícito la desvergüenza de los hechos, como otro amigo me comentó: “…se nota en la película un «así es…, y háganle como quieran»”. Fuerte, muy fuerte para mí.
La gente se reía en el cine en algunos momentos, sin embargo me puso a pensar en aquel fenómeno psico-sociológico donde la gente se ríe de lo que más le duele precisamente para que no le duela tanto. Y éste es un ejemplo soberbio de ese fenómeno. A mí me dolieron varias escenas y mensajes por ser tremendamente reales. Por darnos cuenta abiertamente de cómo es la realidad de nuestro México, porque saliendo del cine, pareciera que no pasan más de dos días de comentarios de asombro con algunos amigos o conocidos, y… hasta ahí. No pasa más. Parece que no pasa más, porque espero, e intuyo, que sí pasará. Sin embargo, mientras eso pasa, en esta película donde se expone burdamente una realidad conocida por muchos en este país, al mismo tiempo me pareció revelar otra realidad sucedida también en este país, ya un relajamiento de la moral donde ante tal atrocidad de confesión pública de un sistema, nosotros como ciudadanos solo lo tomamos ya como un mero entretenimiento, ahora sí, literalmente, en el cine. Me pega aquella frase de Martin Luther King cuando dijo: “Lo preocupante no es la perversidad de los malvados, sino la indiferencia de los buenos”, de esos buenos donde nuestra aparente indiferencia está bien sustentada en el miedo a “hacer algo” porque el poder del sistema es mayúsculo y en la misma película se aprecia en la vida de aquel político al que le apodaban “El mesías”… lo mataron.
En fin, podría escribir mucho, muchísimo acerca de esta película, pero lo que hasta aquí he expuesto es la esencia de una de las aristas de tantas que se pueden analizar en ella. La gente honesta parece que nos sentimos mal cuando descubrimos cómo se mueve el dinero en las altas esferas de este país. Yo mismo tengo amigos y conocidos en esas esferas, y todos ellos me han comentado que así es, efectivamente. Lo sé, lo sabemos, pero llegar hasta el cine, no deja de ser ya magno cinismo. Tanto… que quizá no se pueda hacer nada… solo observar… y crear un mundo aparte, paralelo, se puede. Yo lo he creado en Nueva Conciencia. Ahí donde todavía se tiene que trabajar duro, mucho para incluso pagar los gustos de esos personajes de la película con nuestros impuestos. Pero… la bondad y el bien alcanzan para pagar hasta al mal y la perversidad. Éstos últimos no son capaces de producir, como lo tanto, en franca abundancia que producen el bien, la verdad, la belleza y la unión. ¡Alcanza hasta para aquellos! Y… ¿sabes? Hay un salario espiritual al que no tienen acceso aquellos de la película, un salario que te paga la vida, de paga Dios, y que no es dinero, ni fama ni riqueza, sino que se trata de un salario espiritual, paz, tranquilidad de conciencia, armonía con el ser, el poder caminar con la frente en alto, muy seguramente sin la riqueza material de aquellos, pero con una fortuna que aquellos jamás conocerán. Una conciencia tranquila no tiene precio. Y no, no se trata de sentirse bien por ser pobre y honesto. Se trata de sentirse extraordinariamente bien siendo rico y honesto. Esa combinación también se puede. Es un camino arduo, pero que emana felicidad y gozo al recorrerse. Puede haber placer, hasta intenso, al satisfacer necesidades vegetativas y primarias de deseos concupiscibles, pero solo hay gozo en magnitud grandiosa por el cumplimiento de un deber honesto, por avanzar en la virtud, por realización personal. Y ese nivel de gozo, le está vedado al más rico de aquellos, por eso jamás podrán alcanzarlo, por más riqueza que acumulen. Es como querer llenar un bote que está vacío en su interior a base de ponerle y ponerle etiquetas finas en su exterior. Jamás se llenará así. Solo parecerá valioso, sin serlo.
Hay formas de generar riqueza, pero una de las más divinas es que se suceda como consecuencia de un crecimiento interior, donde el valor está en el merecimiento, no en el logro. Y este valor, es privilegio de pocos, muy pocos. El país se manifiesta todavía muy primitivo, hay una enorme cantidad de evidencias en la película como retrato de la vida real, desde la traición, la mentira, la impunidad, los cotos de poder, la perversión, y un sinfín de etcéteras, hasta tratarse de la cruda parodia de lo que muchos vemos en el noticiero y en nuestros mandatarios. Pero solo me queda pensar en la bendición de que todos podemos crear un mundo aparte, muy aparte. ¡Viva Nueva Conciencia!