Vivimos en una sociedad que valora mucho el esfuerzo. De esa manera, parece que se valora más lo complejo, por aquello de que eso suele ser “lo que cuesta más trabajo entender”, eso implica esfuerzo, entonces deberá ser más valioso.
Un silogismo que parece atractivo (para el ego, en su división intelectual).
Pero no es así.
“La solución más simple es la correcta”
—Guillermo Ockham.
La “navaja de Ockham”, o ley de parsimonia, es un principio filosófico que establece que, en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta.
Este principio lo considero atinado y ha regido mi vida en los últimos años.
En esa significativa línea de pensamiento, Ockham, célebre filósofo y monje franciscano del siglo XIV, planteó que la pluralidad no debe postularse sin necesidad. En otras palabras: no hay que hacer complejo lo que puede ser sencillo, simple. No hay que considerar más alternativas que las necesarias. Por ello, se usa la metáfora de una navaja cortando las ramas innecesarias de un árbol, las que sobran, para dejar solo la rama más firme. La rama que sería suficiente.
Por eso mi ArizaTip de hoy, para cuando estés pensando en procesos o sistemas para ti.
Lo sencillo es lo correcto.