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La nueva droga

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La nueva droga

"Novedadismo", un nuevo inconsciente colectivo.

Alejandro Ariza Z.
Aug 29, 2022
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La nueva droga

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Cartón del afamado caricaturista @AngelBoligan

Hasta con cierta vergüenza he de revelar algo que descubrí, algo que me ando metiendo y, como toda droga, entra con cara de inocencia y jamás la percibí como algo dañino, así como toda droga, teniendo varias maneras de racionalizar el comportamiento para nunca darnos cuenta del daño. Sin embargo, ayer hice conciencia en un momento de reflexión y sí, le he estado entrando a la nueva droga y ya empecé a sentir deletéreas consecuencias.

¿Cuál es esta nueva droga? Información digital, contenido digital. La tentación de esta droga: El deseo de siempre estar queriendo saber más, saber de la novedad, lo más reciente, lo actual, y mejor aún (o peor aún) hoy, teniendo acceso extremadamente fácil a esta droga por traerla libremente con uno y de forma permanente, en la palma de la mano, en cualquier dispositivo móvil. El daño: alteración en el estado de conciencia de tiempo, alteración de los naturales ciclos circadianos, labilidad emocional, cansancio y, como toda droga, queriendo cada vez más, aún con daños. Han pasado los días y mi insomnio se ha acrecentado ostensiblemente. Mi memoria ha disminuido. Mi cansancio en las horas de vigilia es notorio. Al afectar mis ciclos circadianos, irremediablemente he afectado mi alimentación y peso. He vuelvo a comer a destiempos y mal. Mi carácter... todavía lo domino, pero ya siento perfecto cómo estoy haciendo esfuerzo para "mantenerme básicamente bien", cuando me siento mal, con tendencia al enojo, a la hiperreacción, con los chispazos de ansiedad y depresión. Que no se note es una cosa, que no sienta su incipiente presencia en mi interior, es otra. También noté cómo ha disminuido mi creatividad.

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"No hay nada que mate la creatividad más rápido que tener que jugar con la tecnología antes de poder capturar tus pensamientos".

–Robert Breen.

En esencia, signos y síntomas comunes a cualquier otra droga. Afortunadamente, traigo un terapeuta incluido y ya empecé a tratarme. Saldré rápido. Sin embargo, esta confesión, este reflexivo artículo de hoy, me da pie a comentarte que sí, los tiempos han cambiado y con ellos, las drogas, su "dealing", los "dealers" y su estilo de consumo, también.

Sé que la pasión se puede confundir con un comportamiento así. Yo mismo siempre he recomendado ser apasionado. Al mismísimo Tony Robbins hace muchos años le escuché definir la pasión como algo por lo que te puedes desvelar haciendo hasta altas horas de la madrugada sin que te pese. Sí, he vivido así desde hace casi 30 años, no hubiera logrado lo que he logrado sin pasión. Pero esta era digital, puede rebasar los límites de la sana pasión y la conducta empezarse a empalmar con una adicción y su respectivo daño.

Quizá tú no lo notes, pero posiblemente te identificaste con alguno de los síntomas anteriores y quizá tu caso no sea tan específico como el mío, donde me obsesioné por crear un gran síntesis y facilitarles el camino de la extensa información para ayudar a mis alumnos de mi más reciente curso, "Construyendo un Segundo Cerebro (digital)". Tuve que revisar y estudiar tanta información en los últimos dos años, pero incrementándose tal cual hipérbole en los últimos tres meses, todo por allanar el camino a mis estudiantes (¡y lo logré!), pero a cambio de afectarme un tanto. En tu caso, quizá no lo notes, pero tu consumo de contenido digital, entiéndase estar consultando continuamente tus redes sociales (TikTok, Intagram, YouTube, Facebook, Twitter, etc.), resulta en la variante de la misma droga de la que te estoy hablando. Unos somos creadores de contenido, pero todos somos consumidores. Más adelante te comentaré acerca de una "nueva" obsesión que nos lleva a consumir esta nueva droga, incluso acuñando una palabra para su descripción, pero no sin antes compartirte que sí...

Los tiempos han cambiado.

Por alguna razón quise abrirte un paréntesis de reflexión al respecto aquí. Dos anécdotas me han confrontado con ya empezar a no sentirme tan joven, por decírmelo amablemente. Y no, no se trata de los clásicos: la dificultad acrecentada para el control del peso, la caída del cabello, la aparición de canas, las arrugas en la piel, la falta de sueño o la ligera disminución en algunas habilidades físicas. Los tiempos han cambiado y el envejecimiento también ahora se puede percibir por el cambio de las "nuevas" vías de comunicación. Dos anécdotas me lo hicieron notar. Una sucedió hace casi dos años y otra hace aproximadamente dos horas. La primera: Tengo un paciente, al que llamaré "T", de aproximadamente 28 años en aquel entonces, que cuando estaba llenando mi base de datos en su primera consulta para su expediente, le pregunté en forma muy natural cuáles eran sus teléfonos, su celular y el de casa. Recuerdo cómo "T" hizo un silencio en esa pregunta. Yo seguí con otro. Luego de unos segundos, él rompió el silencio diciéndome en un tono que lo mostraba sorprendido y como no habiendo comprendido del todo mi pregunta: "¿Teléfono de casa, doc? Eso ya no se usa. Ahí tienes mi teléfono celular y pues ya con ese". Luego de otro silencio, pero ahora de mi lado, tuve que asentir. Yo tengo todavía "teléfono de casa", pero que haciendo conciencia por ese diálogo, llevaba años sin sonar. Sí, ya no se usa. Los que todavía usan teléfono de casa son ya personas mayores que arrastran la costumbre. Hoy por hoy, claro, basta el celular, donde encuentras directamente al interesado.

Hace rato, otra historia. Como parte del "shot" de dopamina que me metí hoy queriendo tomar otro curso (el número 1000, creo) acerca de una novedosísima aplicación de notas digitales, encontré a un joven extraordinario que, por su forma de hablar, me cautivó. Y es que sí, la información puede estar por ahí afuera en línea, hasta gratis, pero lo que uno paga es la exclusividad de "la forma" en que alguien explica. Eso es un don. Por eso se paga. Para colmo, el 90% de la información ya la sabía yo, el 100% de la información ya la exhibían otros canales de YouTube gratuitamente, pero la manera en que él la explica, su tono de voz, su actitud para enseñar, sus ocasionales risas y sonrisas en los momentos en donde empieza a hacerse pesada la adquisición de conocimiento, aligerando magistralmente la carga, sosteniendo el interés, eso... es talento, algo que no se puede copiar, algo por lo que se debe pagar. La información sí es la misma, la forma de mostrarla es única. Así pagué felizmente por su curso y cuando quise entrar en contacto con él, me llevo la sorpresa de lo que dice su página de contacto, algo así: "¡Ponte en contacto conmigo! Si eres milenial, envíame un DM; si eres de la "vieja" escuela, puedes también enviarme un correo electrónico". Le envié un correo electrónico. Y luego un DM. Ya sabes, la peinadita queriendo tapar una cana.

¿Recuerdas cuando las abuelas, o algunas mamás, decían: "Esas cosas son cosas del diablo"? La típica frase cuando no se entiendo cómo funciona algo. Lo que no se entiende termina achacándosele al diablo o a dios. En fin, el hecho es que, aunque todavía no lo digo, ya empiezo a pensar que los mil botones que hay como opción para apretar en IG sí son como cosas del diablo. Y TikTok ni tengo. Es parte de mi tratamiento contra la nueva droga. Deliberadamente, no quiero comprar más.

La nueva droga, ahora que han cambiado tanto los tiempos, me ha llevado a analizar un tema por demás trascendente, siento yo. Le llamaré...

Novedadismo

El sufijo griego *-ismo* significa doctrina, sistema. Como el socialismo o el magnetismo. La primera una doctrina política y económica, la segunda, un sistema (fenómeno físico) por el que los objetos ejercen fuerzas de atracción. Bajo este entendimiento es que se me ocurre inventar la palabra "Novedad-ismo", una doctrina, un sistema, una escuela o movimiento sustentado en la necesidad de la novedad como atributo esencial del aprendizaje y comunicación actual, envolviéndose la persona en "la permanente moda carente de valor" y donde, por lo mismo, se pierde de "el permanente valor, carente de moda". Me explicaré aún más.

He notado clara y ostensiblemente en la gente la obsesión por el constante consumo de información, pero muy particularmente, como principal atractivo, la más novedosa, es decir, lo que esté sucediendo hoy, comunicándose hoy, el meme de hoy, la nota de hoy o, cuando menos, de los últimos días; no llega a la semana el promedio de vida de la información adictiva, y es que la adicción es a la novedad, no a la información en sí, es el "novedadismo".

Entraba a dar una conferencia hace unos días, pero llegué temprano y el público todavía estaba en "tiempo libre" para empezar el evento minutos más adelante. Vi con mis propios ojos cómo el 80% de la gente en el salón estaba metida en las pantallas de sus celulares. Me acerqué a varios de ellos sin que lo notaran. Todos obsesionados, haciendo "scroll-up", desplazándose hacia arriba, esperando ver y ver "novedad", deteniéndose solo por segundos en lo que más gracioso o atractivo les pudiera parecer: alguna foto o algún baile o algún cuerpo, raramente un texto, para que pocos segundos después, por más atractivo que fuera lo que los detuvo momentáneamente, su cerebro deseara más novedad. Unos moviendo frenéticamente su dedo índice hacia arriba, otros el pulgar, desplazando así sus contenidos para seguir consumiendo afanosamente más y más contenido, novedad, lo recientemente publicado. Noté cómo otros movían sus dedos hacia abajo, queriendo "actualizar" su "feed", pera ver lo más recientemente publicado, lo novedoso. Noté como algunos, luego de actualizar su feed, lo volvían a intentar inmediatamente, como dudando que lo que su dispositivo les mostraba como la entrada más nueva, fuera realmente la más nueva. ¿Qué tal si un segundo después de haber actualizado su "feed", ya alguien había publicado algo más nuevo? Otro jalón hacia abajo en la pantalla. Y otro, y otro. Hasta que aparecía algo nuevo. En el público, mucha gente joven. Pareciera que si vi embebidos en sus pantallas al 80% de la gente, era porque el otro 20% eran personas mayores que se encontraban, en su mayoría, dialogando, usando sus cuerpos, sus voces y oídos. También se me hace muy simbólico que la palabra "feed" en inglés, tú y yo ya estamos familiarizados entendiéndola como el flujo de contenido, pero la primera traducción que da el diccionario de la palabra "feed" es "alimento". Se va perfilando más simbolismo de droga.

En otra ocasión, cuando un portentoso empresario y amigo me invitó a comer con su familia, con varios hijos adolescentes y amigos de sus hijos, luego de un rato, siendo casi 10 en la mesa, terminamos conversando solo él y yo, la mayoría de los chavos como hipnotizados, metidos en sus celulares. Aquí algo importante que vi en la comida (y que suelo ver siempre en situaciones parecidas): todos consumiendo contenido creado dentro las últimas 24 horas como máximo, aproximadamente. A nadie vi leyendo algún libro con sabiduría ancestral en sus dispositivos. Y todos, claramente tenían la opción. Pareciera que Internet tiene un sesgo en un tipo de fuerza gravitacional, la novedad. Priorizando la velocidad por mostrar lo nuevo sobre lo profundo, lo atractivo sobre lo importante, alejándonos del mayor valor que la historia misma de la humanidad nos ha dejado como herencia, dejando dicho legado inadvertido por la novedad.

Creo que el sustento psicoanalítico de este comportamiento lo puedo sintetizar así:

"Dame novedad porque no sé qué hacer con lo mismo ni tan solo unos segundos".

Vidas que se aburren al instante, vidas que si no encuentran novedad al momento, sienten confrontarse con su vacío. Triste ver a las nuevas generaciones obsesionadas con el consumo de información novedosa, sin sentir ningún atractivo por la información valiosa, esa que no es nueva, esa que resulta en la columna vertebral que sostiene el interior de una persona, conocimiento perenne, valores, textos clásicos, o incluso, sus propias profundas reflexiones. El conocimiento en extremo valioso, la sabiduría, parece difuminarse frente a la novedad. Hoy es más atractivo un baile de TikTok (claro, el más novedoso), que "El banquete de Platón". Y mira que te acabo de poner un ejemplo de uno de los textos que más ayudan a la persona a comprender el amor y sus distintas manifestaciones. (¡Lee "El banquete de Platón", por favor, casi por piedad... a ti mismo!). Mediante el banal atractivo de la novedad, hemos perdido el valor de la Historia, de la Axiología e incluso del conocimiento de uno mismo, de la reflexión propia.

No niego que ocasionalmente sucumbo a lo mismo. Tú también. Los tiempos han cambiado y estamos inmiscuidos en estos tiempos. Pero también te felicito por ser de los pocos que están leyendo un texto como este y has llegado hasta aquí. No cualquiera. ¡Somos la resistencia! Podríamos representar esperanza. Pero bueno, luego de esta caricia a tu conciencia, déjame seguir con mi tema de reflexión.

El mismísimo diseño, totalmente premeditado, de nuestros "feeds" de redes sociales nos sitúan en un "ahora interminable", en el "novedadismo". Al igual que los hámsteres que corren sobre una rueda sin fin, vivimos recorriendo un ciclo interminable de consumo de contenido efímero: un tiovivo que gira cada vez más rápido, pero que naturalmente jamás llega a ninguna parte. Atrapados en la fugaz novedad del presente, somos arrastrados por un caos vertiginoso como hojas en un vendaval. Aunque en Internet estamos a solo un clic de distancia de los mejores autores de todos los tiempos, desde Platón hasta Tolstoi, preferimos la novedad en lugar de la atemporalidad. Cada vez que reflexiono así, me enorgullezco de haber publicado libros, siempre citando a los grandes de la historia universal de determinado conocimiento, por ejemplo, cuando sentí menester honrar la memoria de Ralph W. Emerson en mi libro Cree en ti. Te digo, somos parte de la resistencia.

Mientras, una generación atrapada en el interminable ahora de la novedad. Ciegos de su propio valor y lugar en la historia, vidas que sumergidas en el eterno presente de la novedad, se hacen fugaces aunque puedan durar 90 años o más. Vidas que se abruman con la más leve brisa del caos, una generación de cristal, ahora así más entendida, quizá. El gran desafío para esta generación: ¿Cómo lograr priorizar la sabiduría acumulada de la humanidad sobre los impulsos de las últimas 24 horas? ¿Cómo preferir el consumo de contenido que les dé fuerza para sostenerse en la vida por sobre el contenido que les hace más y más endebles?

Lo que hoy te estoy exponiendo se te puede hacer una realidad de mucho tiempo, pero he de decirte que, más bien, es algo relativamente de poco tiempo a acá. Cuando estudio la historia reciente, los acontecimientos del s. XXI, parece que solo un lustro ha sido disruptivo, 2010-2015, el tiempo en que los teléfonos inteligentes y las redes sociales surgieron y explotaron a nivel mundial, llegando a penetrar hasta hoy crear un nuevo inconsciente colectivo, donde Internet prioriza la información más reciente por sobre los hitos de la historia. Basta con entrar al buscador por excelencia, quien parece saberlo todo y mostrarle así al mundo lo que es, Google, donde podemos observar que lo que se exhibe como norma es el Internet que hemos creado, lo más reciente, la novedad. Mostrar la sabiduría de la historia está reservado para el muy especial interesado.

Lo que llamo "Novedadismo" es un nuevo inconsciente colectivo. Para explicarme mejor, analicemos brevemente la diferencia entre Internet y una librería. En Internet, la mayor parte de lo que verás es lo que está sucediendo ahora, la novedad. Pareciera que la conciencia del tiempo y la velocidad ejerce una presión muy grande sobre nuestra mente. La presión es parte del inconsciente colectivo, pero se hace evidente una vez que te alejas de Internet durante algunos días (si es que logras esta proeza al todavía no haber desarrollado una gran adicción). Los algoritmos incrustados en tu conciencia empezarán a susurrarte: “Hay una conversación en curso y tú deberías ser parte de ella. Hay fotos y videos recientes que ya deberías ver, ya regresa a tu "feed”.

En cambio, las librerías son otro mundo. Aquí es más probable que encuentres algo escrito en el siglo pasado o antepasado o muchos más atrás, porque los libros antiguos y la información sobre la historia son mucho más visibles aquí. Claro, luego de haber pasado la mesa de la entrada, donde ponen las "novedades". Sí, existe en la psique humana, una natural y poderosa atracción hacia "lo nuevo". La novedad siempre será atractiva para nuestro ego, para no percibirte estancado en lo mismo, y más cuando todavía no descubres que mucho de "lo mismo" es extremadamente valioso, por profundo y sólido, por tratarse de pilares de la vida misma. ¿Recuerdas aquel comentario del abuelo cuando decía "los principios no cambian"? Tenía razón. Quizá solo hay que cambiar la manera de explicarlos, un nuevo talento y nuevas herramientas para exponer lo mismo, pero... lo mismo siempre será. El verdadero valor es imperecedero. El buscador verdadero descubre que lo valioso siempre yace en lo profundo, cuya vigencia es perpetua.

Hoy en día, la mayor parte de nuestra experiencia en Internet se ordena por "fecha de adición". Existe una versión alternativa de Internet donde nuestra experiencia navegando podemos elegirla ordenada por calidad. Creo que necesitamos más secciones de "lo mejor de" y menos secciones de "publicación reciente".

El declive de las carreras de historia es otro de los indicadores más fuertes de que hemos estado descartando el valor de la historia misma, maniqueo de la siempre ilusión de un mejor futuro, lo que deja al pasado como inservible ni atractivo para la generación reinante. Tanto se nos ha dicho que el futuro siempre será mejor, que no debería de sorprendernos el desdén implícito por el pasado, aunque en él haya enorme valor y sabiduría perennes. Pareciera que a la gente se le olvida que el ayer fue el futuro que antes se esperaba como mejor. Entonces, ¡hay gran valor en él! Y, paradójicamente, en muchos casos el futuro de mucho tiempo atrás, léase un pasado, resultó mejor que el presente, léase el futuro de un ayer más cercano. Entonces, rompamos una creencia que quizá nos ha hecho más mal que bien, esa de que siempre el futuro será mejor. No necesariamente, y ante algunos hechos, no evidentemente.

La mejor manera de curarnos de la nueva adicción, de la nueva droga, es darnos el tiempo deteniéndonos, pudiendo apreciar el mundo real y dedicar tiempo deliberado para leer, disfrutando de la historia, a saber más del valor de nuestro pesado para hacerlo maravillosamente presente, uno de valor permanente. Aparta tiempo para reflexionar y tomar nota de tus propios pensamientos y perspectivas, una hermosa manifestación de tu espiritualidad y, como lo explico ampliamente en mi curso "Construyendo tu Segundo Cerebro (digital)", porque no usar mejor nuestro dispositivo móvil para revisar nuestras notas y escribir nuestras reflexiones, para ligar pensamientos, para deducir la gran idea. Verás que el tiempo de tu atención dedicado a tu dispositivo movil tendrá un verdadero y mucho mayor valor para tu vida. Las herramientas digitales o las nuevas tecnologías de comunicación no son las malas del cuento. El usuario que no sabe usarlas para el bien, es el problema, así, las herramientas lo usan a él.

¡Emoción por existir!

–Alejandro Ariza Z.

¡Qué bien me sentí pagando!

Hice algo que no había hecho antes y… ¡Qué bien se siente pagar incluso sin que a uno le cobren cuando uno ha recibido tanto conocimiento! Eso hice hoy con dos talentosos jóvenes de los que he aprendido mucho. Uno, Rafael, un muy valioso programador de "plug-in's" que tiene activado eso de "Buymeacoffe", y cuando decidí pagarle reconociendo su creatividad (el pago es opcional) ¡me sentí tan bien! Tanto... que me seguí. He aprendido mucho de otro joven también, llamado Sergio, un verdadero talento desbordante para lo suyo... y ahí en YouTube tiene un botón donde puedes enviarle dinero, un botón llamado "Gracias". Hice clic y de inmediato le envié dinero. ¡Es lo menos que puedo hacer cuando he aprendido tanto de ellos! Ellos dan tanto compartiendo lo que saben. ¡Qué bien me siento por pagar a quien ha aportado tanto a mi vida! Lo seguiré haciendo rutinariamente.

(Ah, bueno, y por si acaso, y para ir midiendo la sensibilidad de mis lectores... hoy dejo una opción aquí para que posiblemente te sientas igual de bien que yo, haz clic aquí 😉).

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