Dios es la fuente de toda riqueza y abundancia.
Tu trabajo, tu negocio, tus ideas, los contactos, los rendimientos, etc… son formas en que Él se manifiesta. Claro, hay que agradecer constantemente. Pero agradecer a Dios, por las tantas formas en que Su abundancia la hace llegar a ti.
Cuando creas en esto, cuando lo sepas, te adentras y te blindas en la “economía espiritual”.
Siente y entiende esta promesa, de las Sagradas Escrituras:
“Por eso, de sus riquezas maravillosas, mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta.”
–Filipenses 4:19
Todo.
Y todo, es todo.
Te revelaré un secreto: confía en esa promesa plenamente.
Ya me contarás.
–Alejandro Ariza.