Psiquiatría Nutricional (Parte 1 de 2)
Pues sí, existe una relación causa-efecto entre lo que comes y tu salud mental. Es un tema de reciente investigación y del que todos deberíamos de saber. No tienes el carácter que tienes, no más así.
Estimad@ lectora, lector:
Hola.
Ya estamos entrando en la última semana de enero. ¡Qué tal de rápido vamos pasando! Y pues bien, hoy, un tema prometido en mis notas, “Psiquiatría Nutricional”. Escribí sobre el punto y terminó siendo extenso, de tal suerte que, para tu comodidad, he dividido esta publicación en dos. Hoy te presento la primera parte y el lunes de la próxima semana, el final. Espero que disfrutes tanto como para mí fue destilártelo.
En esta publicación, te comparto:
💡 Noticias.
✍🏻 Columna: “Psiquiatría Nutricional (Parte 1 de 2)”.
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✍🏻 Columna: “Psiquiatría Nutricional (Parte 1 de 2)”.
He de decirte que no tienes el carácter y los arranques que tienes así porque sí. En muchos de los casos, podrás descubrir que te comportas como te comportas por lo que comes. Y tu pareja y tus hijos y amigos, igual. Por eso te quiero hablar del tema.
La psiquiatría nutricional es un campo, relativamente muy reciente, de la medicina, que explora la relación entre la alimentación y la salud mental. Esta disciplina parte de la premisa de que la dieta no solo influye en la salud física, tema del que ya se sabe mucho y ya es ampliamente difundido y ya ha llegado a ser del dominio público, sino también en el bienestar psicológico y emocional.
Durante muchos años, la psiquiatría tradicional ha abordado los trastornos mentales principalmente a través del uso de la farmacología y la terapia psicológica como coadyuvante, pero investigaciones recientes han demostrado, para sorpresa de muchos —incluyendo médicos— que la nutrición juega un papel fundamental en la prevención y el tratamiento de diversas condiciones psiquiátricas, como la depresión, la ansiedad y los trastornos neurodegenerativos. Y con estos, tenemos para dar y repartir.
Te platico algo que quizá ya sabes: a los médicos no se nos enseña Nutrición, por lo menos en muchas generaciones de médicos ha sucedido este dramático agujero negro. Acabo de investigar con una amiga mía, de las altas jerarquías académicas de la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle, y me dijo que ¡ya se imparte la materia de “Nutrición” en la carrera de Medicina, en el 5° semestre. ¡Lo festejé! Pero, de verdad, ese cambio es reciente en la historia de la academia de una escuela de medicina.
Aun así, y yendo más allá, para quienes eligieron la especialidad de Psiquiatría, menos importancia se le ha dado a la nutrición. Por suerte para todos, hoy ya se ha abierto una nueva y seria investigación y aportación de resultados en la relación entre las enfermedades mentales y la alimentación, un tema todavía insospechado hoy en día para muchos médicos y psiquiatras. Ni pensar en psicólogos aquí, siendo una licenciatura a la que le queda, quizá, todavía más lejos este conocimiento. Por supuesto, hablo de la sociedad académica en general, de esas áreas del conocimiento.
En mi experiencia, incluso desde que tomé la materia de Psiquiatría de pregrado, la escuela tradicional de esta interesantísima disciplina nos entrena a los médicos enseñándonos a pensar en las enfermedades mentales como crónicas, misteriosas e incurables. De hecho, cuando yo en mis mozos años de juventud, empezaba a valorar estudiar Psiquiatría, empezaron las “bromas entre médicos”, como: “Ah, ya salió el primero que ha decidido dejar la Medicina”. Esa era una broma muy común por aquel entonces. Y sí, lo parecía, porque uno se adentraba en un mundo donde no hay tanta exactitud como en otras especialidades. Y no se diga si se pensaba luego en “Psicoanálisis”. Peor. Y pues bueno, de una u otra manera, muchos psiquiatras terminan enfocando su práctica usando medicamentos para, así, intentar que el paciente sobrelleve su enfermedad, porque para colmo, en muchísimos casos, ni curarla, sino solo aprender a soportarla.
Algunos otros psiquiatras combinan la farmacología con psicoterapia. Y otros, los menos, solo usan psicoterapia. Y todavía menos, somos los médicos que solo nos hemos atrevido a hacer mera “consejería”. Solo que, en mi caso, por motivos personales, tuve que estudiar por mi parte, Nutrición. Cuando hace muchos años empecé, no podía creer lo que iba descubriendo. Y eso que se trataba de la relación entre la comida y la salud física. Hoy, me vuelvo a ir de espaldas por tanta información relacionada entre lo que comemos y nuestra salud mental.
De este tema podríamos analizar mediante muy extensas publicaciones, así como interesantes y reveladoras. Hoy, únicamente quiero ponerte en alerta y comentar brevemente algunos hallazgos contundentes que te pueden servir para ti y tus seres queridos.
El cerebro es un órgano metabólicamente activo que requiere un suministro constante de nutrientes esenciales para su correcto funcionamiento. Vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y aminoácidos influyen en la producción de neurotransmisores, la plasticidad sináptica (que las neuronas puedan crear “nuevos caminos por nuevas conexiones”) y la regulación del estado de ánimo. Deficiencias nutricionales pueden generar desequilibrios químicos que aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades mentales.
Empiezo con un ejemplo tremendamente revelador y que puedes corregir hoy mismo, incluso si sientes cierta tendencia a sentir depresión. Mira: Hoy en día, varios estudios han demostrado que una dieta deficiente en ácidos grasos omega-3, presentes en pescados grasos, semillas de chía y algunas nueces, se asocia con un mayor riesgo de depresión. Estos ácidos grasos desempeñan un papel crucial en la integridad de las membranas celulares del cerebro y en la modulación de la inflamación, un factor que se ha vinculado con trastornos del estado de ánimo. De igual manera, la deficiencia de vitaminas del complejo B, en particular B6, B9 (ácido fólico) y B12, puede afectar la síntesis de serotonina y dopamina, neurotransmisores clave para la regulación emocional.
Si tú me dijeras qué alimento yo recomendaría tomar todos los días, a todo el mundo, por su impresionante beneficio para el cerebro, la conducta, las emociones, sería: