Desde que publiqué mi libro Señales de destino, he compartido una idea que, con el paso del tiempo, ha tomado fuerza entre quienes buscan comprender los misterios de la vida: la existencia de lo que llamo una “señal de origen”. Es un concepto poderoso que surgió de observar, durante años, patrones en el comportamiento humano, especialmente en los vínculos afectivos.
La premisa es sencilla, pero profunda: el modo en que conoces a alguien suele ser una señal del modo en que terminará la historia con esa persona. El lugar, las circunstancias y la energía del primer encuentro no solo son anecdóticos, sino que pueden ser premonitorios. No exagero al decir que, en muchísimos casos, el principio revela el final.
Piénsalo. Una paciente llega a consulta, desgastada por años de violencia emocional y física a manos de su esposo alcohólico. Ya lleva ocho años de matrimonio. Le pregunto, con cuidado, dónde lo conoció. Piensa un poco, rebusca en la memoria y entonces lo dice: “En un bar”.
No es casualidad. Es señal.
Otro caso. Un hombre acude a sesión devastado porque descubrió que su pareja le ha sido infiel. Le hago la misma pregunta: ¿dónde la conociste por primera vez? “En un chat de encuentros sexuales”, responde.
Ahí está la pista. Ahí está, desde el principio, el código del final.
Lo que al inicio parece inofensivo, incluso emocionante, a menudo es el reflejo de lo que, en el fondo, esa persona ya es. Las personas no cambian tan fácilmente como quisiéramos creer, y muchas veces el guion de una relación ya está escrito desde el primer acto. Sólo que no lo vemos… hasta que es demasiado tarde.
Pon atención. El contexto del primer encuentro puede hablar más de lo que imaginas. La señal de origen, si sabes leerla, te puede advertir del destino. Lo fascinante es que no se trata de adivinar el futuro, sino de aprender a leer el presente con más conciencia.
Si este tema te intriga tanto como a mí, te tengo una buena noticia: muy posiblemente ofreceré una conferencia sobre esto, abierta al público, quizá en agosto. Mientras tanto, puedes profundizar más en Señales de destino, el libro o disfrutando la conferencia grabada con el tema aquí.
—A.A.Z.