¡Cuánto puedo amar mi primera taza de café de una mañana! Más aún el primer par de sorbos con total concentración y absoluto silencio. ¡Cuánto lo agradezco! Y es que como la primera… ninguna. Quizá esto aplique tanto para mi taza de café…, como para cualquier otra experiencia.
Nada como la primera.
Nada como la primera.
Nada como la primera.
¡Cuánto puedo amar mi primera taza de café de una mañana! Más aún el primer par de sorbos con total concentración y absoluto silencio. ¡Cuánto lo agradezco! Y es que como la primera… ninguna. Quizá esto aplique tanto para mi taza de café…, como para cualquier otra experiencia.